
La vida empuja de tal manera, son tantos los datos que nos ametrallan, tantas las preocupaciones, que apenas si dedicamos tiempo a escucharnos atentamente. Con este poema os deseo una semana reflexiva y agradable.
El yo profundo habla
de silencios,
de instantes insatisfechos,
de abrazos reprimidos,
de vacío y soledad.
El yo profundo habla
entre el ruido de los motores,
en la intimidad del duermevela,
contra el vértigo profesional,
sobre el silencio de las esperas.
El yo profundo habla.
Pero aún permanece,
el oído interno,
lleno de cera.
Poema V
“Mística mundana”
© César Sobrón