
Para amar,
sin necesitar,
primero hay que ser.
Aceptarse tal cual,
con miserias y grandezas,
con límites y capacidades…
… Y después…
contaminarse entre los demás.
Y… contaminar
hasta encontrar
complementarios
con quien multiplicar
los deleites de la existencia.
“Sugerencias amatorias” LX
© César Sobrón