
Puesto que la vida pasa rápido, mucho más rápido de lo que nos gustaría, tal vez sea cuestión de sacarle el máximo jugo posible a los momentos irrepetibles y compartirnos con lo mejor de quienes nos rodean.
Ser, provisional, irrepetible,
navegante en el tiempo,
a la deriva
en la corriente de los actos,
en el pensamiento mutante.
Carne en el tiempo,
de la nada a la nada,
en perpetuo crecimiento,
en el caos que acompaña
con placer y sufrimiento.
Memoria efímera.
Eternidad finita.
Las parcas diluyen quimeras
en el frío olvido.
Ser, carne en la tierra
en constante movimiento.
Poema XXV “Poemas primarios”
© César Sobrón