
Un impulso que empuja,
un motor que se enciende,
una luz que ilumina.
Una necesidad que crece,
crece y crece hasta
apoderarse de la voluntad.
Poema IX
El deseo empuja voluntades,
imanta las brújulas,
mortifica nortes gélidos.
El deseo absorbe energías
hasta alcanzar el objeto,
satisfacerse y generar
uno nuevo.
Poema XXXII
El deseo despierta
las pasiones dormidas
ante un bello cuerpo,
en un discurso encendido,
ante una mesa con manjares,
o por sentir la mera aventura
en las carnes,
de las situaciones,
tan cambiantes,
emergentes en un viaje.
Poema LV
“Abstractos”
© César Sobrón