
Pero el silencio
no cura el alma.
Si se usara la palabra.
Si se expusiera la idea,
la idea pura y clara.
Si se mostrase la herida.
Si se buscase la bala
la bala atroz que daña…
Pero el silencio
no cura el alma.
Si no venciese el miedo.
Si no gobernasen los grilletes.
Los grilletes sobre las gargantas.
Si no decayera la llama,
si no dominara el silencio.
El silencio espanta la calma.
Pero el silencio obligado
no cura el alma.
© César Sobrón
En arcoiris (1988)
Poema XXIII